El comportamiento de los relaves fue caracterizado a través de investigaciones geotécnicas, que incluyen pruebas de campo y de laboratorio. En el análisis de estabilidad inicial, se determinó la longitud necesaria de la zona estructural (relave compactado) para mitigar riesgos de licuación, concluyéndose que debe extenderse al menos 250 m para el caso analizado. La investigación empleó la modelación numérica por el método de elementos finitos para simular el comportamiento estático de estos materiales, utilizando el modelo NorSand para analizar los relaves no compactados.
Se analizaron dos casos para los relaves no compactados, el primero con un contenido de humedad igual a la humedad del proceso de filtrado (20 %) y otro con secado a la humedad óptima (16 %). Los resultados de las simulaciones indicaron que para el primer caso el incremento de la saturación por el peso propio del relave generaba excesos de presiones de poro y licuación estática del relave no compactado, por lo que el manejo del contenido de humedad de la zona no estructural es de gran importancia, haciéndose necesaria la reducción del contenido de humedad al valor óptimo para evitar riesgos de estabilidad sin aumentar significativamente los costos.

Estos hallazgos enfatizan la practicidad de los relaves no compactados para reducir los costos operativos, destacando además la importancia de una adecuada gestión de la humedad para asegurar el desempeño seguro y estable en los FTSF. En conjunto, este estudio proporciona valiosas perspectivas sobre las prácticas de ingeniería en la gestión de relaves, especialmente en lo relacionado a la sostenibilidad y mejora de la seguridad de las operaciones mineras.