En esta entrevista con Lia Peña, Jefa de Geomecánica de Anddes Perú, exploramos la importancia de la base geológica y su papel fundamental en la caracterización geotécnica-geomecánica. Lia nos explica cómo, a lo largo de su trayectoria en diversos proyectos geotécnicos y geomecánicos, la adecuada caracterización de los materiales ha cobrado cada vez mayor relevancia, ya sea en la estabilidad de taludes o en la cimentación de estructuras.
Como ingeniera geóloga, siempre busco identificar y comprender cualquier aspecto geológico que pueda influir en un proyecto. Al inicio de mi carrera, enfoqué mi atención en el comportamiento de los depósitos cuaternarios, los cuales, aunque sean del mismo tipo, pueden estar conformados por capas con características muy distintas. Lo mismo ocurre con el basamento rocoso, donde el grado de meteorización o el tipo de alteración hidrotermal pueden influir significativamente en su respuesta geotécnica. Todos estos factores permiten lograr una caracterización más precisa y útil para la ingeniería del proyecto.
Tuve la oportunidad de participar en el diseño de un depósito de desmonte de gran magnitud, cuya cimentación se ubicaba sobre un depósito aluvial. Inicialmente, los antecedentes indicaban que las condiciones eran favorables, ya que predominaban gravas y arenas. Sin embargo, al profundizar en el estudio, identificamos la presencia de capas de arcillas y limos de gran espesor, lo que representaba un riesgo para la estabilidad de la estructura.
Gracias a este hallazgo, propusimos ampliar la investigación del subsuelo para obtener una mejor perspectiva espacial de estos materiales finos y, con ello, desarrollar una solución de ingeniería adecuada que garantizara la estabilidad del depósito.
Así como en el caso anterior se pudo prever una posible falla por la presencia de una capa arcillosa no identificada, el basamento rocoso también requiere un análisis exhaustivo. Su comportamiento físico varía considerablemente dependiendo del tipo y grado de alteración hidrotermal al que haya estado expuesto.
Por ejemplo, un basamento silicificado suele ser más resistente y favorable para la cimentación. En cambio, cuando presenta alteraciones argílicas avanzadas o intermedias, su resistencia puede reducirse drásticamente, lo que compromete la estabilidad del proyecto.
Existen diversas referencias en el medio, como artículos técnicos, guías y normativas nacionales e internacionales, que establecen tratamientos diferenciados para los distintos tipos de basamento alterado. Estas directrices, basadas en sus propiedades físicas, son clave para los análisis de estabilidad geotécnica y permiten definir los criterios de diseño más adecuados para cada caso.
En términos de seguridad, una caracterización geotécnica precisa reduce significativamente la probabilidad de fallas, lo que garantiza la continuidad de la operación y, sobre todo, protege la integridad del recurso humano. La correcta identificación y análisis de los materiales permite diseñar estructuras más seguras y sostenibles, minimizando riesgos y optimizando la eficiencia del proyecto.